DONALD TRUMP Y LA TEORÍA DEL PODER POLÍTICO

Talcott Parson analizó en detalle lo que significa e implica el poder político, y Trump parece haber tomado nota parcialmente. Para Parson, el poder significa que un actor tiene que gobernar la puesta en escena de otros actores, con el fin a crear un sistema legítimo donde todos ellos se integren de manera desigual. El poder debe tener la capacidad de imponer sanciones si hay obstinación en el cumplimiento de las obligaciones. En ese sentido, Parson contempló dos tipos de sanciones; positivas y negativas. Las positivas se ejercen a través de la persuasión y la inducción hacia posiciones ventajosas para el actor que posee el poder. Las negativas son medidas coercitivas que implicaban una desventaja para el actor subordinado. El presidente estadounidense ha apostado por imponer sanciones negativas de acuerdo con la Teoría del Poder Político de Parson . Trump tenía esa apuesta con el fin de dar fuerza para hacer cumplir las obligaciones que Estados Unidos impone unilateralmente. Sin embargo, en la práctica, las sanciones también han afectado el poder político de Trump; las sanciones han afectado la economía interna de los Estados Unidos, y las relaciones de Estados Unidos con sus aliados. Cuando Trump ha tratado de castigar a China, también ha logrado castigar a Estados Unidos. Cuando Parsons estaba analizando las sanciones sostenía que una escalada en la aplicación de medidas coercitivas siempre significaba precipitarse en una confrontación mayor. Los movimientos de Trump en asuntos políticos y económicos involucran situaciones convulsivas en las que muchos actores tienen que adaptarse a las nuevas circunstancias. La guerra comercial iniciada por el presidente estadounidense está empujando a muchos actores globales a una escalada en posiciones defensivas.
Para ejercer poder inteligencia, decisión y sabiduría son necesarios. En un mundo que transitaba de unipolar a multipolar, los Estados Unidos sólo tenían una opción para mantener el control; abandonar las múltiples alianzas previas y retomar las relaciones bilaterales. La guerra comercial ha causado un reajuste del comercio mundial. Muchos analistas han visto a Trump dirigiendo la economía como si fuera un juego de póquer; vieron al presidente estadounidense forzar una respuesta desesperada de China, u obligar al país asiático a abandonar el tablero de juego. Muchos analistas pensaron que Trump estaba jugando un farol y que tarde o temprano todo volvería a la normalidad. Al final, ni China ha abandonado el tablero de juego, ni Trump ha abandonado su farol. Es difícil medir hasta qué punto la inteligencia, la decisión y la sabiduría se ha aplicado en el ejercicio de poder de Trump, seguro que el tiempo lo dirá. El conflicto entre Estados Unidos y China no es algo temporal; no es una guerra económica, es una guerra holística para preservar la presencia prominente en el nuevo orden mundial. Esta guerra ha comenzado con las hostilidades en las relaciones comerciales, y ahora la guerra ha entrado en hostilidades financieras. El siguiente paso implicaría hostilidades en las rutas de comercio de ambos países. El ejercicio de poder de Trump no es un juego de póquer; es un cambio de juego.
Trump ha perdido muchas ventajas al simplemente jugar a imponer aranceles a los productos chinos. La decisión china de devaluar el yuan ha tocado la línea de flotación de la economía estadounidense y ha dejado a China en una posición de ventaja en el comercio mundial; esto será positivo para las exportaciones chinas y fortalecerá las relaciones con muchas empresas estadounidenses dependientes de China. El presidente estadounidense debería haber meditado sobre el uso de sanciones positivas en lugar de las negativas. Parson ha visto el poder como un flujo entre actores económicos y políticos, su idea del poder era dinámica. El presidente estadounidense debería haber meditado sobre el uso de sanciones positivas en lugar de las negativas. Si hubiese sido así, los objetivos de china y los estadounidense podrían encontrar un punto de encuentro. Sin embargo, la visión del poder de Trump implica que si un actor adquiere poder, necesariamente otro lo pierde; poder es un juego de suma cero. Para el presidente estadounidense el poder es estático y permanece sólo en un actor. Parson argumentó que la institucionalización del orden normativo debe entenderse dentro del concepto de autoridad, y la autoridad para Parson es el código institucional para legitimar el poder. Trump ha legitimado el poder institucional en Estados Unidos y está actuando en consecuencia para defender el interés de algunos inversores, pero el poder de autoridad unilateral de Estados Unidos ya no está legitimado en el extranjero. El presidente ha apostado todo por el mismo número para seguir siendo el actor capaz de hacer reglas globales e imponer sanciones globales. No hay otra solución para él. El juego debe subir de nivel, o uno de los dos jugadores debe abandonar la mesa de juego.
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