A finales de marzo del 2023 el presidente de la República Popular de China, Xi Jingpin, se ha reunido con el presidente de España, Pedro Sánchez. El primer ministro de China, Li Qiang, había invitado al presidente español al país asiático para celebrar el cincuenta aniversario del comienzo de las relaciones diplomáticas entre la nueva España y la nueva China. Sánchez también ha tenido la oportunidad de hablar en el Boao Forum for Asia, donde se ha dirigido a líderes políticos, económicos, y culturales. España y China tienen buenas relaciones desde el restablecimiento de relaciones hace cincuenta años, siendo España el país de la Unión Europea donde más simpatías despierta el país asiático. La comunidad china en España es bien recibida, y las actividades de su comunidad comienzan a ser compartidas por la población local.
La buena sintonía de la comunidad china con la sociedad española permite que el intercambio cultural sea fluido y agradable, y esta sintonía social debería ser el modelo a seguir por los responsables políticos de ambos países.
Por otro lado, ambos países mantienen relaciones comerciales que deben incrementarse, y esa ha sido una de las declaraciones más importantes de Sánchez en China. España es para China un socio estratégico que hace de puente entre Europa y América. Son muchos analistas económicos quienes puntualizan esta peculiaridad de España y apuestan por sacar beneficio de ella. La misión diplomática española ha marcado el objetivo de incrementar una alianza ya consolidada, y conseguir acuerdos que blinden las relaciones culturales, económicas, y diplomáticas frente a las turbulencias de la política internacional. En su discurso frente al Foro de Boao, el presidente español ha mostrado su preocupación por las relaciones económicas globales, mostrando su decisión de fortalecer el multilateralismo basado en reglas. Literalmente el Sánchez ha dicho que “nadie quiere una economía fragmentada”, con lo cual da a entender que defiende la inclusión de todos los países en el mercado global. Este punto señalado por el presidente español hacía pensar en que España había decidido tener una línea política independiente de las convulsas decisiones comerciales de la UE.
Pero ha sido precisamente debido a estas turbulencias en la política internacional que la misión diplomática a China había sido observada con inquietud por bastantes actores geopolíticos, y no sin razón. Las decisiones políticas de 
Sánchez suelen conseguir como resultado el enojo tanto de la oposición política como de sus socios de gobierno. Pedro Sánchez consigue tomar decisiones que no satisfacen a nadie, y en esta ocasión había pocas esperanzas de que fuera diferente.
La aventura diplomática de Sánchez en el Magreb consiguió enemistar a España con dos vecinos y aliados estratégicos en la región, como son Marruecos y Argelia. De todos los escenarios posibles, enemistarse al miso tiempo con dos países que eran amigos era el resultado era el más difícil e inesperado.
Pedro Sánchez es el presidente más controvertido de la Historia democrática de España. Una personalidad alejada de los parámetros sociales e ideológicos de su partido, con unos objetivos y una agenda que diferían totalmente de los de sus compañeros. Sánchez intentó en el pasado dominar el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), pero los miembros históricos del partido consiguieron forzar su dimisión. Sánchez consiguió volver a la ejecutiva del partido, y consiguió limpiar el partido de miembros históricos. Entonces Sánchez diseñó el partido a su gusto, y desde aquel momento se ha rodeado de colaboradores fieles y acríticos. También desde ese momento el PSOE ha caído considerablemente en todas las elecciones celebradas en España.
Esta pérdida de poder político ha llevado a Sánchez a gobernar con partidos de izquierda sorista y partidos secesionistas que han determinado las decisiones políticas del PSOE, y sobre los que recae el rencor social de sus políticas. Una jugada clásica e inteligente por parte de Sánchez.
La controvertida figura de Sánchez ha estado muy ligada a George Soros y a su galaxia de organizaciones paraestatales y ONGs. Sánchez ha mostrado en varias ocasiones su estrecha amistad con la familia Soros publicando fotos con el hijo del magnate en Twitter. Tampoco es algo que sea novedoso, ya que la línea política del PSOE ha estado siempre ligada con el Partido Demócrata estadounidense, y en Estados Unidos el PSOE mantiene relaciones políticas solidas y duraderas. Miembro del PSOE es Javier Solana, quien fue Secretario general de OTAN, y responsable del bombardeo de Belgrado y de la embajada de China en la ciudad. Miembro del PSOE es José Borrell, responsable de la diplomacia exterior de la UE y quien quiere imponer límites a la diplomacia bilateral de China y Rusia. Se puede afirmar que el PSOE es una aliado indispensable de la red de organizaciones internacionales tejida por EEUU al terminar la WWII.
En definitiva, Sánchez tiene fuertes vínculos con todos los agentes políticos que han criticado el surgimiento de China como actor global, y ha decidido mantener esos vínculos en lugar de girar hacia una nueva postura en el orden geopolítico.
Sánchez ha decidido seguir los dictados de Washington, Bruselas, y la OTAN, pero suavemente. Sánchez ha dejado descontentos a todos los que esperaban de él una postura diferente a las imposiciones del bloque atlantista. Los comentarios que ha hecho el presidente en la reunión con Xi Jinping estaban totalmente alineados con los socios históricos de su partido, pero los comentarios hechos el día anterior daban a entender que tenía simpatías por un orden “multilateral”, contrario a los intereses de EEUU. Queriendo contentar a todos, Sánchez no ha satisfecho a nadie.
En el bloque occidental temían que Sánchez se comprometiera con líneas políticas ajenas a la historia del PSOE. Incluso Borrell tuvo que deslegitimar públicamente a Sánchez diciendo que carece de capacidad para negociar asuntos de la UE. Desde Estados Unidos habían declarado que el ego sin límite de Sánchez podía ser peligroso para el desarrollo de la visita. A pesar de la firme alineación política de Sánchez con Washington y Bruselas, la coyuntura política en España, y su personalidad narcisista, habían levantado dudas sobre sus capacidades políticas. Desde el anuncio de la visita toda la prensa internacional había cuestionado la visita de Sánchez, y había cuestionado su persona como agente negociador.
Todos los medios occidentales habían puesto cerco a los temas que se debían hablar, antes de que se hubiera realizado el encuentro entre los dos líderes. Ningún aliado del PSOE confiaba en lo que Sánchez iba a decir, porque todos conocían su situación política y la necesidad de proyectar una imagen positiva de su persona al mundo.
Literalmente El Pais ha dicho “Sánchez should use his speech at the Boao Forum for Asia, China’s self-styled Davos, this week to change course, speaking out against unfair competition and economic coercion, making it clear that he sees Beijing’s authoritarian state capitalism as a competitor and systemic rival".
Pero Sánchez ha sido fiel a la línea política de Washington, y se ha limitado a denunciar la “brutal agresión rusa” y a exigir la apertura económica de China a empresas extranjeras.
Hablando con la comunidad española en China, se consiguen sacar conclusiones no muy positivas de la visita del presidente español. Carlos Martin, director de la consultora Hasiapacifico, sí que tenia bien claro que era lo que el presidente español debía hablar con su homologo chino. Martin lleva muchos años asentado en China, y conoce de primera mano cuales son las necesidades de los expatriados y de las empresas española.
Para el director de Hasiapacifico era indispensable que en la misión diplomática se hablase de permitir la entrada sin visa, por noventa días, a españoles que quisieran hacer negocios en el país. O como mínimo facilitar la obtención de visas. También era necesario reforzar los lazos culturales, indispensables antes de comenzar cualquier proyecto comercial.
El principal valor cultural de España es su propio idioma, que es la lengua vehicular de cientos de millones de mentes y corazones. Martin conoce cuales son los problemas que encuentran chinos y españoles a la hora de comerciar juntos, y apuesta por que haya programas sincronizados en universidades chinas y españolas unificando los conocimientos para diseñar puentes comerciales o culturales. Igualmente, para el experto, es necesario fomentar un intercambio de profesores de mandarín y español, y crear un sistema de becas vinculando el aprendizaje del idioma y los estudios comerciales. Hay muchos temas que los españoles asentados en China reclaman desde hace años, pero ninguno de estos asuntos han sido expuestos en el encuentro; está claro que la misión diplomática no tenía nada que ver con ellos.
La misión diplomática ha terminado alejada de las necesidades de los españoles y los chinos, quienes realizan en el plano táctico las verdaderas relaciones entre países. Pero con un PSOE castigado por escándalos de corrupción, y con una imagen pública muy dañada, la invitación de Qiang ha sido una renovación de imagen para Sánchez. El presidente español no ha dado solución a las necesidades reales de los dos países, pero ha conseguido que todo el mundo se olvide de las crisis internas del PSOE.
La campaña de Imagen Pública de Sánchez ha funcionado muy bien, nadie habla de como la semana pasada le costaba defender su presidencia en una moción de censura en el parlamento frente a un nonagenario que apenas podía hablar. Tampoco han hablado de como cientos de millones procedentes de la UE han sido malversados por miembros del PSOE. Ciertamente, Sánchez ha tenido la oportunidad de comportarse como un líder de verdad, y afrontar el papel que le correspondía como líder de la nación, pero ha decidió usar la invitación de Li Qiang para mejorar su maltrecha reputación, y no buscar enemistades entre las organizaciones internacionales en las que aspira retirarse.
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