La primera carrera espacial y “otros mundos”: nuevas esferas de influencia y proyección “imperial”

cosmos Archivos - KolobokEl filósofo ruso Konstantin Tsiolkovsky (1857-1935) es considerado padre de la astronáutica y autor de la llamada fórmula Tsiolkovsky o ecuación del cohete[1]. Fue pensador de naves espaciales[2], de estaciones espaciales en órbita que habitarían humanos de todas las nacionalidades en su preparación para alcanzar planetas de nuestro sistema solar, como Marte[3], entre otras ideas como un ascensor orbital para acceder al espacio desde la Tierra[4].

Tsiolkovsky era miembro de una familia humilde que contaba con 17 hermanos en total. Con cierta sordera causada por la escarlatina se volcó en el conocimiento, y la novela “De la Tierra a la Luna” de Jules Verne le hizo fascinarse con esa idea. Su estancia en Moscú en 1873 hasta 1876 le valió la amistad de Nikolái Fiódorovich Fyodorov, y el contacto con sus ideas despertó en él curiosidad hacia el sistema filosófico de Fyodorov y del antrocosmismo[5].

A los dos años de la Revolución de Octubre, 1919, los bolcheviques lo nombraron miembro de la Academia de Ciencias de Moscú. A partir de ahí, contó con el apoyo y el reconocimiento de la URSS hasta el final de su vida, investigando, entre otros aspectos acerca de la exploración estratosférica y el vuelo interplanetario.

Es evidente que el programa espacial soviético no fue algo casual ni tampoco anecdótico, gracias precisamente a Tsiolkovsky. Ingenieros de cohetes, como el extraordinario Serguéi Koroliov o el genial Wernher von Braun lo señalaron como su referencia principal.

Misiles nucleares en un desfile en la Plaza Roja. Años sesenta, extinta URSS

Al igual que Estados Unidos, el Imperio ruso se hallaba en una fase de estancamiento que debía mantenerle vivo en la ampliación territorial, y/o en la disputa geopolítica con otro Imperio que se estaría acercando a su colapso una vez alcanzó su máxima extensión: el Imperio británico. Me refiero, obviamente, al Gran Juego. Pero, una vez se juega en una dinámica en la que los movimientos en el tablero geopolítico se equilibran, se debía buscar un desarrollo tecnológico y económico que ayudara a vertebrar el Imperio,  y que lo preparase para una nueva expansión.

Y es aquí cuando surge la proyección filosófica de Tsiolkovsky, que encontraría una base para crecer en el antrocosmismo, sobre el que meditó, y que redundó en una suerte de unión entre el positivismo de Occidente, encarnado en el trabajo de Auguste Comte, y la tradición intelectual de la ortodoxia rusa, encarnada esta última, por ejemplo, por Pável Florenski[6]. La diferencia entre Florenski y Tsiolkovsky para el aparato de poder bolchevique es, que a diferencia del primero, el segundo se avino a trabajar con ellos, y porque identifican con claridad dentro del pensamiento de Tsiolkovsky las formulaciones de providencialismo científico equiparables al materialismo dialéctico marxista y al cosmopolitismo neokantiano- Se aplicó el discurso de Tsiolkovsky en un remedo de entrenamiento de la conquista del espacio exterior, y que fue clave para vencer en la II Guerra Mundial.

Tras la II Guerra Mundial, Tsiolkovsky será revitalizado por Kaluga, donde también es conocido y admirado, ayudando a presentar el programa soviético como una manifestación de la buena voluntad, de la fortaleza y pureza del ideal soviético del cosmopolitismo neokantiano, que lo diferencia de su competidor que establece el eje en el mercado y no en la clase proletaria, Estados Unidos. Es usado también como elemento aglutinador entre los dos bloques ideológicos para intentar poner en común valores y conocimiento[7]. De hecho, su figura se ha vuelto a poner de nuevo en boga desde hace unos años para tratar de relanzar la conquista del espacio u otros desafíos[8].

La idea que subyace es que ambos Imperios, convertidos en paladines del cosmopolitismo neokantiano por diferentes vías se encuentran en un empate nuclear, en una zona intermedia o zona gris donde disputar sus diferentes batallas por la influencia de los países no alineados, y donde el enfrentamiento mediante proxies se da en escenarios como África, Asia y América. Así que, ambos imperios no pueden continuar expandiéndose, pero ambos necesitan hallar, tal y como ya había sucedido:

  • una nueva tecnología (tecnología nuclear)
  • una mejora del ejército (guerra nuclear y Guerra Fría)
  • nuevas formas de transporte (aviones y coches, el motor de combustión de derivados del petróleo, el alquitrán)
  • atraer a las naciones de la Tierra a su posicionamiento excluyendo al rival ideológico en cuanto al matiz de lograr la unión de todas las repúblicas de la Tierra
Propaganda soviética sobre la carrera espacial

Esta competición se hace dura para ambos contendientes, donde Estados Unidos observa que podría perder su posición a favor de las naciones de Europa Occidental y que la Guerra del Yom Kippur, el cambio de alineamiento de Egipto del presidente Anwar Sadat manifestado en Camp David junto al primer ministro de Israel, Menachem Begin, que fue sustituido como pieza clave de la influencia soviética sobre la región por la Siria de Hafez al-Asad. Así mismo, la URSS también debe controlar dos conatos de rebelión como la Revolución húngara (1956) y la primavera Praga (1968), la ruptura de la centralidad del eje socialista con la caída del Telón de Bambú y la transformación de China en la fábrica del mundo por parte de Estados Unidos, a lo que siguió el petrodólar en los años setenta, enfrentamientos chino-soviéticos, y la necesidad de ampliar el “imperio” soviético con Afganistán, perdiendo la carrera económica y cada vez más, en algunos sectores de la tecnología, por no hablar de la llamada “STAR WARS” de Reagan que llevó a tomársela demasiado en serio a los soviéticos y perder una cantidad de recursos enormes con el Transbordador Burán.

¿Cómo lograr expandir el “Imperio” cuando no es tan sencillo hacerlo?

La respuesta es obvia, es preciso mucho más dinero, y para ello es preciso seguir con el camino de abstracción de la moneda. Estados Unidos convirtió el dólar en una moneda fiat respaldado por los petrodólares que forzosamente la Europa Occidental y China habían de comprar y pagar en dólares, debilitando a las naciones de Europa Occidental, además de hallarse en una primera guerra comercial con Europa, a la que seguirían Japón y ahora, en cierta forma, China. El siguiente paso, a partir de la Reaganomics y el neoliberalismo es lograr aumentar la masa de dinero disponible, de tal manera que hoy usamos dígitos para pagar y contraer deudas, que países y personas devolvemos como obligaciones que se trasladan en riqueza natural, horas de trabajo o bienes muebles o inmuebles. El próximo paso es, obviamente, la eliminación del efectivo. En mi opinión, creo que se trata de la aplicación de las ideas del Tractatus de Wittgenstein, en concreto de la tesis “los límites del lenguaje son los límites de mi mundo[9]”, pues la realidad puede expresarse en un lenguaje, el lenguaje correcto que nos permite describir la realidad que pretendemos comprender o designar. Si yo creo el lenguaje correcto, puedo crear dinero infinito, crear otro mundo que también formará parte de la realidad, y podré conectarlos y manipularlos… etcétera.

Stephen Moore: Obamanonics vs. Reaganomics - WSJOtro aspecto necesario es establecer nuevas fronteras, tal y como mencionó el presidente J.F. Kennedy. Esta nueva frontera significa una Europa económica, pero no política, un sureste asiático que es una suerte de espejo de esa Europa económica (ASEAN). Pero también es la formación de nuevas realidades. La carrera espacial resulta ser para ambos competidores una nueva frontera[10]. Otra idea de nueva frontera vendría dada por el mundo “ciber”, donde se da otra oportunidad de reclutar a naciones y personas[11].

A todo ello, los soviéticos se avanzaron a Estados Unidos, pero la torpeza y falta de claridad de ideas de quienes tenían capacidad de decisión impidió la materialización de un proyecto fascinante pensado por un genio de la informática, Viktor Glushkov, cuya idea era la de crear una red civil que interconectara a la URSS en su totalidad al empezar los años 70 del pasado siglo, antecediendo en casi 20 años a la World Wide Web. Pero más aún, Glushkov pensó en Cybertonia, una especie de Silicon Valley socialista extraordinario. En aquellos momentos se conocía por parte de los soviéticos que Estados Unidos acababa de empezar Arpanet[12]. A ello, el 1 de octubre de 1970 Glushkov propuso el cibersocialismo[13]. Glushkov partía del trabajo previo de Anatoly Kitov, quien en 1959 quiso proponer al premier Kruschev una red informática que uniera a la URSS, mediante la unión de profesionales de la materia de la esfera civil y del Ejército Rojo.

Pero Glushkov tenía aún una mayor ambición. Las siglas OGAS[14] escondían el proyecto para levantar una red central con sede en Moscú para comunicar cualquier rincón del país mediante 200 centros diseminados a lo largo y ancho de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En total requería 20.000 terminales. A ello se sumaba un sistema de pago electrónico que acabaría con la circulación de billetes y monedas, además de autómatas, una oficina que no requería papel para su funcionamiento y comunicación, un lenguaje para comunicar seres humanos y ordenadores. A ello sumó una suerte de red social, Cybertonia, que arrancó en 1960, que emitía pasaportes y certificados de matrimonio, además de redactar una Constitución para dicha plataforma. Estaba regida por un comité de robots que rendía cuentas a un robot central que tocaba el saxo. Contaba con moneda propia, el cybertono, periódico propio Evening Cyber, cibersauna como zona de esparcimiento[15].

Conclusión

De la caída de la URSS Estados Unidos puede sacar valiosas lecciones, como, por ejemplo, controlar el gasto militar o, mejor dicho, su eficiencia, y vigilar los costes de la carrera espacial en un contexto como el actual. Igualmente, de las contradicciones internas y del carácter tan diferentes y dispar de la URSS en un escenario de colapso, Estados Unidos puede aprender a evitarlo, pues ya existen diferentes tensiones centrífugas dentro de Estados Unidos que sin un Imperio ni una unidad de acción hacia el exterior podrían recurrir a lógicas geográficas y económicas (una unidad del Pacífico, otra en Nueva Inglaterra, otra en el Golfo de México-Misisipi). Al fin y al cabo, esa fue la lógica que sirvió para desentenderse de lo que consideraban los soviéticos, un patio trasero controlable, en Asia Central, y dividir los tres focos principales de poder e intereses económicos y geopolíticos en Rusia, Bielorrusia y Ucrania.

A su vez, esta crisis presenta un serio desafío, agravado por los efectos del Covid-19 y que hacen pensar en que quizás se desate un tiempo de tensiones sociales y territoriales que implosionarían, sobre una realidad en ese mismo sentido preexistente. Cabe mencionar que los puntos aquí resaltados: infraestructuras nuevas, nuevo ejército, nuevos medios de transporte, nueva energía, ideología imperial de alcance global, nueva frontera digital/ciber y espacial, serán la clave o, mejor dicho, la sinfonía, junto a la paz social, que habrá de tocar quien quiera construir, ahora sí, un Imperio global y darle forma a una versión imperial del cosmopolitismo, que no podrá ser llevada a cabo por un solo país, como hasta ahora. Más bien, por una liga de países que actúen como socios en términos de igualdad.


BIBLIOGRAFÍA

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Habermas, Jürgen, “La idea kantiana de paz perpetua. Desde la distancia histórica de doscientos años”, Isegoria Revista CSI/ 16, 1997: http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/viewFile/184/184%3Forigin%3Dpu blication_detail

Hegel, Georg Wilhelm Friedrich: Ciencia de la lógica. 3 volúmenes, Editorial Abada, 2015.

Kant, Immanuel, De la Paz Perpetua, Alianza, 2016.

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Kant, Immanuel, Antropología desde un punto de vista pragmático, Alianza, 2004. Kautsky, Karl, The Road to Power, Alameda CA, Center for Socialist History, 2007.

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Morgenthau, Hans, Politics among the Nations: The Struggle for Power and Peace, Alfred A. Knopf, 1954.

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Tocqueville, Alexis de: La Democracia en América, México, FCE, 1963.

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Yergin, Daniel, Shattered Peace: The Origins of the Cold War and the National Security State. André Deutsch, 1978.

Zolla, Elémire: Filosofia perenne e mente naturale. Marsilio, 2013.

[1] Tsiolkovsky desarrolla tal fórmula en el artículo titulado “La investigación del espacio mediante vehículos a reacción” (1903). El lector interesado puede consultar el siguiente enlace: http://www.relativitycalculator.com/rocket_equations.shtml

[2] En “El Espacio Libre”, (1883), incluye un diagrama con el diseño de una nave espacial con cosmonautas en su interior que se lanzan pelotas el uno al otro en estado de ingravidez aparente. Hay además dos grandes giróscopos para saber la orientación de la nave en el espacio y una pequeña cámara presurizada con dos compuertas para salir al exterior, entre otros elementos que muestran el genio visionario.

[3] Más aún, habla de controlar el clima y nuestro entero sistema planetario, alcanzar incluso otros soles y usar su energía cuando nuestro astro esté moribundo.

[4] Se trata de una estructura de unos 36.000 kilómetros de altura para acceder al espacio, altura en la que se sitúan la mayor parte de satélites en la órbita geoestacionaria. Para Tsiolkovsky era preciso dejar de lanzar cohetes llegado el caso para concentrar los esfuerzos en hacer un ascensor de estas características que permitiera acceder de una manera más eficiente, segura y barata al espacio.

[5] Consiste en el movimiento que propugna la unión de toda la raza humana en la causa común y con el motor del progreso científico para lograr el fin del sufrimiento y de la misma muerte. El pensamiento de Fyodorov está muy próximo a la tradición intelectual de los raskolniki, los viejos creyentes cismáticos, y sus comunidades utópicas que buscaban liberar del pecado original a través del trabajo de la tierra. Incluso Fyodorov habla de hacer de la Tierra un paraíso y de levantar a los muertos a la vida. Una suerte de transhumanismo que liga trascendencia e inmortalidad.

[6] Historiador del arte, matemático, filósofo, poeta, ingeniero, físico y sacerdote ortodoxo. Creo que no es casualidad que su hijo, Kiril Florenski, fuese astrónomo y geólogo, como espíritu de ese tiempo. Es muy relevante su visión de la estética o la dialéctica influida por el pensamiento de Platón. También me ha llamado la atención su visión del lenguaje, pues establece que la palabra tiene tres partes, el fonema o forma externa, el morfema o esqueleto y semena o el alma de la palabra. Es esta capacidad para proyectar una vertiente espiritual pero también, siguiendo a Platón el semena es lo que realmente es la palabra, y no su forma externa o esqueleto. Esto tendrá una especial relevancia a la hora de entender planteamientos abstractos del pensamiento ruso que no pudieron desarrollarse en su momento, y que hubieran dado una ventaja a la URSS muy interesante, como Benjamin Peters recoge en su libro How Not to Network a Nation. The Uneasy History of the Soviet Internet.

[7] Representado por Iosif Shklovsky y Carl Sagan y el establecimiento del SETI, el programa para buscar posible vida inteligente en el universo.

[8] Como el programa Rusia 2045 consistente en descargar un cerebro humano en un ordenador.

[9] ¿Se podría relacionar esta reflexión con la que he mencionado de Florenski? ¿Las palabras tienen un alma, como propone Florenski, y si se sabe alcanzar se puede formular con ellas?

[10] Tanto la ciencia-ficción soviética o socialista como la norteamericana generan productos culturales que abundan en esa idea de un mundo unido por el sistema socialista o en el mercado y cuyos ejemplos serían Solaris, Ikarie XB-1, ambas basadas en los relatos de Stanisław Lem; Aelita de Aleksey Tolstoy, Estrella Roja de Alexander Bogdánov; o bien, Star Trek, Star Wars, Babylon 5, Stargate, The Expanse, relatos como Call Me Joe, películas como Avatar, series de relatos como Tuf Voyagin de George R. R. Martin, Mercaderes del espacio y La guerra de los mercaderes de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth; por citar tan solo unos ejemplos por cada lado. Se aprecia el mismo afán: una humanidad que progresa en las estrellas y como especie, pero también la recreación del mito de la frontera de Estados Unidos, con oportunidades para quien se aventure y desafíe los medios, crisol de razas, etcétera.


[11] De nuevo, “tierra de oportunidades”, desafíos, lugar no regulado aún. Promesa de libertad o amenaza de control. Como ejemplo, Tron y Tron: Legacy.

[12] Red de computadoras creadas por parte del Departamento de Defensa y que había de servir como sistema de comunicación entre instituciones estatales y académicas. A diferencia de Estados Unidos, la URSS contaba con grandes redes de comunicación de defensa militar a gran escala desde los años 50, así que contaba con la experiencia para desarrollar un proyecto de comunicación de redes civiles sin precedentes.

[13] Era ingeniero y primer director del Centro Cibernético de Kíev. Tenía extraordinaria formación científica, hablaba perfectamente alemán e inglés y conocía muy bien las fuentes del socialismo, como Marx, entre otros, tal y como explica en su libro Peters Benjamin, How Not to Network a Nation. The Uneasy History of the Soviet Internet.

[14] “Sistema Automatizado para la Recopilación y el Procesamiento de Información para la Contabilidad, la Planificación y la Gobernanza de la Economía Nacional”.

[15] Puede consultarse este artículo si se desea ampliar información: https://blog.aira.life/%D1%81onversation-with-academician-victor-glushkov-in-1975-xxi-century-cybernetics-432fd4fb0f20

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