No hay duda que el 11-S es una de esas fechas que quedarán grabadas en la Historia a sangre y fuego. Y que sin duda podemos hablar de un antes y un después de esa fecha en todos los aspectos (sociales, económicos, relaciones internacionales y sobre todo seguridad y defensa).
Con el 11-S se daba forma a un fenómeno, sobre todo en Occidente, como es el TERRORISMO DE ETIOLOGÍA YIHADISTA, a pesar de que era un elemento que golpeaba distintas zonas del mundo desde los años 80 del siglo XX. El mundo dejaba de ser un lugar seguro y cualquier continente, cualquier país, cualquier ciudad podían ser golpeadas por el grupo dominante en aquellos momentos como era Al Qaeda y sus distintas franquicias (liderada por el saudí Osama Bin Laden) y que en la actualidad comparte escenario con el autodenominado “Estado Islámico “o Dáesh (hijo díscolo de AQ) y sus respectivas filiales. Había nacido el TERRORISMO GLOBAL.
Sólo en 2018 se produjeron más de 10000 victimas frente a las más de 13000 víctimas de 2017, según datos del OIET (Observatorio Internacional de estudios sobre Terrorismo).
La mayoría de los fallecidos se produjeron en 3 zonas:
-África subsahariana
-Oriente medio y Magreb
-Centro y Sur de Asia
A pesar de ello el Presidente Macron afirmó hace pocos días que “Europa está bajo ataque “y los acontecimientos del viernes 29 de noviembre en Londres, solo hacen que reforzar por desgracia esa afirmación. Pero si hay una zona donde el yihadismo se esta fortaleciendo de manera sorprendente y golpea de una forma feroz y terrible es el SAHEL y zonas adyacentes llegando hasta África del Sur. Allí tenemos el caso de Mozambique donde hace unos pocos años no había presencia terrorista y en el año 2017 se produjeron 4 muertos, subiendo a 109 en el 2018. Pero hay un país que de momento se esta manteniendo al margen de este fenómeno o no esta siendo golpeado con la virulencia que sus países vecinos; Ghana.
Ghana se sitúa al oeste de África, establecido como republica semipresidencialista, es una de las democracias más estables del continente africano, que limita al norte con Burkina Faso, al este con Togo al oeste con Costa de Marfil y al sur con el golfo de Guinea.
Ghana refleja la gran diversidad del continente africano. El sur está cubierto por una frondosa selva tropical y las planicies costeras dan paso a la Savahnnah que se abre hacia el norte, donde el calor y la sequedad nos dan la primera impresión del clima del Norte de África cerca de la frontera con Burkina Faso. El sur de Ghana es hogar de grandes plantaciones de bananas, playas de arenas blancas y largas filas de castillos y fuertes construidos por los traficantes europeos de esclavos hace 500 años. En tanto, el centro de Ghana es hogar de los Ashanti, una de las grandes civilizaciones cercanas al Sahara, así como del Lago Volta, uno de los lagos de agua dulce más grandes del mundo. La zona norte es plana, y en ella se extiende la Savahnnah, la cual es hogar de animales frecuentemente asociados con países como Kenia o Tanzania. Elefantes, babuinos, búfalos, antílopes, jabalíes y uno que otro gran gato gigante viven en el Parque Nacional Mole. Existen en Ghana cinco grandes grupos étnicos que hablan más de 50 dialectos diferentes, no obstante el inglés es la lengua oficial que unifica a las diversas tribus. Ghana fue la primera colonia africana en obtener su independencia de Gran Bretaña en 1957. Aunque existe una gran influencia europea, (portuguesa, británica y holandesa) los habitantes de Ghana luchan por construir una nación civilizada y mantener una cultura que sea esencialmente africana.
Actualmente es uno de los países más estables de la zona sub-saheliana con una democracia estable con sucesivos procesos electorales estables y que ejerce gran influencia en el continente africano. Perteneciendo a organizaciones internacionales como naciones Unidas (ONU), Unión Africana (UA), Mancomunidad de Naciones (Commonwealth of Nations) y la Organización Mundial de Comercio (OMC). Además, es el mayor proveedor de paz del África subsahariana, al ser el mayor proveedor de cascos azules de la zona.
¿Y que podemos afirmar del terrorismo yihadista en Ghana? A lo largo de estos años de fuego , sangre y dolor en la zona del Sahel ,este país se ha mantenido un poco a salvo de incidentes terroristas graves, aunque a lo largo de estos años el país ha sido objeto de investigaciones por servicios de seguridad e inteligencia internacionales por haberse detectado en el país terroristas que posteriormente han actuado en otras zonas, incluso en Estados Unidos. En 2010 cuando agentes del FBI y autoridades locales de Ghana descubrieron que el autor del atentado frustrado de Detroit pasó 2 semanas en los suburbios musulmanes de la capital antes del atentado. No hay duda que los grupos yihadistas han puesto sus ojos en la zona.
Tras el aumento de atentados contra objetivos cristianos en Burkina Faso, países limítrofes como Ghana han aumentado las medidas de seguridad en sus fronteras, y también en sus lugares de culto. De hecho, el arzobispo de Accra, John Bonaventure Kwofie, ha asegurado en declaraciones a la prensa local que «la seguridad se ha convertido en un gran problema, tras lo que pasó en Sri Lanka y lo que está pasando en Burkina Faso […]Dado que está más cerca de nosotros, estamos alerta para hacer frente a esta amenaza de seguridad que se aproxima», ha manifestado, antes de indicar que «es momento de estar despierto y ver qué se puede hacer para proteger a los inocentes que van a la iglesia». En enero de este año 2019 murió en atentado el salesiano español Antonio Cesar Fernández, en Burkina Faso, en una localidad a 40 km de Ghana.
Un ciudadano burkinés fue arrestado en Ghana el pasado 2 de junio: entró en una iglesia católica de la localidad de Jirapa portando una pistola oculta en el cinturón y, si bien no mostró actitud sospechosa, el resto de fieles alertaron de la situación cuando se percataron del arma. E hicieron bien en alertar; un comunicado del Centro Africano de Estudios de Seguridad e Inteligencia (ACSIS, en inglés), advertía del aumento de la probabilidad de que las iglesias de las regiones septentrionales de Ghana sufriesen ataques terroristas similares a los registrados en Burkina-Faso.
En resumen, podemos indicar que en el continente africano hay cerca de 10000 combatientes tanto de Al Qaeda como de Dáesh, según indicó el Ministro de Exteriores de Marruecos en la Cumbre celebrada en 2018 de la Coalición anti-yihadista. En la zona del Sahel el grupo más activo, más mortífero y más peligroso en estos últimos años ha sido Boko Haram, que en dialecto local hausa significa “la educación occidental está prohibida”, aunque no es el único.
Como puede verse en los mapas de incidentes de la zona africana, la zona al sur del Sahel, el Golfo de Guinea, queda de momento fuera de incidentes de estos grupos terroristas.
No sería nada descartable que los grupos yihadistas de la zona desplacen su zona de operaciones a la región más al sur del Sahel, sur de Nigeria, a la zona occidental del Golfo de Guinea debido a la presión de operaciones militares en la zona, como la Operación Barkhane, las operaciones Serval y Epervier, o la fuerza internacional conjunta (MNJTF) respaldada por la Unión Africana (UA) y la Unión europea (UE).
Como bien ha dicho el Presidente Macron en los funerales por los 13 soldados franceses fallecidos en la operación en Mali “todas las opciones en esta lucha serán revisadas”. Es imperativa la necesidad de la cooperación internacional, pero no solo a nivel policial, militar o de inteligencia. Es obligatorio favorecer la existencia de democracias como la de Ghana, procurando programas para que las estructuras estables del Estado como la sanidad, la educación, justicia, bajos niveles de corrupción, ganen estabilidad frente a la sinrazón terrorista yihadista. Que los ciudadanos vean un futuro en su país y no caigan en las garras de estos grupos terroristas.
Estos esfuerzos por mantener unas estructuras mas o menos estables de Estado, que en un principio nos pueden parecer poco importantes por la lejanía de los países, no deben de serlo ya que pensar en un continente africano, o determinados países africanos en manos de estos grupos, bajo el dictamen de la Sharía, afectaría de una manera muy grave e importante a Europa, a todo Occidente y a todo el orbe mundial.
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