España tiene un dicho; "La avaricia rompe el saco", y la avaricia es posiblemente la razón subyacente que hace que España sea todavía ingobernable desde hace meses. Desde las elecciones del 28 de abril, no ha habido negociaciones fructíferas para organizar un gobierno. La aritmética parlamentaria hace casi imposible aprobar un gobierno estable entre las diferentes fuerzas políticas del hemiciclo. Estaba claro que era imposible lograr un equilibrio óptimo en los términos establecidos por Pareto, y el parlamento español ha logrado cristalizar la imposibilidad matemática de unir fuerzas políticas tan dispares en una sola línea de gobierno. El 25 de julio, el Parlamento decide no nombrar a Pedro Sánchez como presidente de España; 155 diputados han dicho que no, y 67 se han abstenido. Sánchez no ha conseguido el voto favorable de los grupos afines de izquierda, ni de los grupos de derechas. Las luchas internas de los grupos de izquierdas han impedido la creación de una alianza gubernamental. Las negociaciones entre las fuerzas de izquierda han tenido como principales obstáculos la distribución del poder ejecutivo, la distribución del poder territorial y la distribución presupuestaria. Todos los grupos del ala izquierda eran conscientes de la necesidad que tenía Sánchez de su voto favorable, y por lo tanto todos ha tratado de pedir el máximo en las negociaciones. La soledad del Partido Socialista Obrero Español ha puesto de manifiesto que todos los grupos políticos tienen una agenda particular, y esta agenda es diferente de las agendas de otras fuerzas parlamentarias. No hay una idea compartida de la nación entre los partidos políticos españoles. El rechazo parlamentario a Sánchez tiene una doble lectura; por un lado, está claro que no hay una sola línea política en la izquierda. Por otro lado, está claro que si los partidos de izquierda no se rinden a la voluntad de Sánchez, no habrá nada para ninguno de ellos.
El número de votos contra Sánchez ha sido simbólico; 155 es el artículo de la Constitución española que permite al presidente del gobierno suspender el autogobierno de una región autónoma. Es el artículo aplicado en Cataluña por el ex-presidente Mariano Rajoy, y la verdadera razón por la que todas las fuerzas nacionalistas limítrofes apoyaron a Sánchez en la moción de censura contra Rajoy. El 25 de julio, la aritmética parlamentaria mostró que era necesaria una alianza entre las fuerzas de izquierda y los nacionalistas periféricos para que Sánchez fuera investido como presidente. Podemos fue la segunda fuerza política de izquierdas con más escaños dentro del parlamento. Por esta razón, su líder Pablo Iglesias ha decidido sacar provecho las negociaciones con Sánchez. El partido socialista ha acusado a Iglesias de querer hacerse con el control de los presupuestos de la nación sin siquiera tener diputados suficientes para permitir un gobierno estable. Al igual que Podemos, los partidos nacionalistas periféricos han ido a la mesa de negociaciones con demandas codiciosas que impedirían la gobernabilidad de España desde ejecutivo central. Con el rechazo del Parlamento Sánchez es ahora vulnerable contra los líderes regionales de su partido; la investidura fracasada da pie a un enfrentamiento para dirigir el partido socialista entre los barones regionales. En realidad, Sánchez necesita tener una buena mano de póquer en un futuro próximo para llegar a un acuerdo de gobierno con Podemos y nacionalista, de lo contrario el farol que se está tirando fracasará.
Sánchez tuvo apoyos más que dudosos para llegar a controlar el partido socialista; ha sido expulsado del secretario general; no tenía el apoyo de los principales líderes del partido, Sánchez carecía de apoyo social... Incluso con todo eso en su contra, ha tenido ayuda desconocida para emerger de nuevo y tomar el control del partido contra todo pronóstico. La presidencia de Sánchez deja al gobierno de España en una situación de incertidumbre a nivel internacional; Se desconoce qué apoyo internacional tiene Sánchez, con el que los gobiernos Sánchez han logrado una confrontación abierta, ni cuál es el papel de España en la UE. Sánchez tiene poco tiempo para retomar las negociaciones con Podemos y los partidos nacionalistas; todos ellos saben que un acuerdo es necesario para obtener el poder. Sin embargo, la situación más probable para España es que el electorado tenga que volver a las urnas en noviembre. Si la elección del electorado en la votación sigue siendo la misma, la situación será similar a la actual. Para evitar volver a esta parálisis parlamentaria, la aritmética parlamentaria dice que a las próximas elecciones deben concurrir alianzas electorales de partidos destinadas a cambiar la distribución de escaños en el parlamento. El bipartidismo regresaría a España en forma de bloques políticos de izquierdas, derechas y nacionalistas periféricos.
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