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El pasado 5 de agosto de 2019 el gobierno del primer ministro Narendra Modi, (BJP, Partido Bharatiya Janata “Partido Popular Indio”) propuso, mediante el ministro del Interior, Amit Shah, en sede del Parlamento de la India (Bhāratīya Sansad), en concreto en su cámara alta (Rajya Sabha o “Consejo de los Estados”) la derogación del artículo 370 de la Constitución, que otorgaba un estatus especial a Jammu y Cachemira. La región llevaba más de setenta años con un estatus especial, desde la partición de la India y Pakistán en 1947. Desde entonces la zona ha sido privada de un gobierno efectivo y de una estabilidad política de la que si disfrutaban otras partes tanto de la India como de Pakistán. La región de Cachemira se divide en tres regiones, de las cuales Ladakh recoge población mayoritariamente budista, Cachemira, siendo mayoritariamente musulmana, y Jammur, que es de mayoría hindú. La región es una de las más ricas de mundo en términos culturales, y una de las más estratégicas en términos geopolíticos. Las fricciones con Pakistán han sido constantes desde 1947, incluso se forzó a más de doscientos mil hindúes a abandonar Cachemira, permitiendo así a los musulmanes ser mayoría en la región. La ONU permitió que se realizase ese éxodo forzado, y los desplazados nunca han tenido la oportunidad de volver a su tierra natal. Las recomendaciones de la ONU nunca se han seguido por parte de las milicias apoyadas por Pakistán, quienes casi de manera continua provocaban tiroteos en la frontera con India. La región de Cachemira, de mayoría musulmana gracias a los desplazados hindúes, albergaba desde los años noventa del pasado siglo movimientos de corte separatista impulsados por Pakistán. Pero el 6 de agosto del 2019 se hacía el trámite en la cámara baja de India, o Lok Sabha (“La casa del pueblo”), en la que se retiraba de la constitución de India el artículo que proveía a Cachemira del estatus territorial provisional que había adquirido desde 1947.
Para el gobierno de Pakistán esta propuesta resultaba contraria a las resoluciones de Naciones Unidas, ya que había sucesivas resoluciones que había ido emitiendo el Consejo de Seguridad de la ONU, entre otras la celebración de referéndum. La región en estas décadas ha sufrido innumerables violencias y carestías debido a la falta de un gobierno efectivo fruto del estatus otorgado por la ONU, y desde el lado pakistaní se ha fracasado en dar asistencia efectiva a la región, más allá de apoyar grupos armados que han violado el alto el fuego en numerosas ocasiones. Desde la India estiman que queda en evidencia que las resoluciones se han violado con el uso de milicias violentas vinculadas a Pakistán y con el desplazamiento forzado de miles de hindúes, cuyo objetivo era con seguridad alterar el resultado de un referéndum que nunca se celebro por la inoperancia de la ONU. Por esa razón el señor Shah especificó en sede parlamentaria que la región se reorganizaría pasando de la organización que fijaba a Cachemira como región de norte y Jammu como región del sur, pasando a otro tipo de organización territorial. La región de nuevo recuperaba su derecho a un gobierno efectivo, derecho del cual había sido privado hacía décadas.
La nueva organización territorial supone la gobernación directa de Nueva Delhi, que ha disuelto las estructuras preexistentes para dar lugar a otro tipo de estructuras con las cuales dar cumplimiento al programa político y promesas electorales del BJP. La finalidad ha sido subsanar “un error histórico”, y preparar el camino para discurrir por una senda de prosperidad, paz, y desarrollo en la región. Tras las elecciones de 2014, el BJP formó coalición con el PDP, Partido Democrático Popular del difunto Mufti Mohammad Sayeed, con la idea de formar gobierno. Con esta idea alcanzaron un acuerdo entre el BJP y el PDP sobre la base de un programa mínimo común que debería encauzar y resolver la cuestión de Cachemira… pero Mehooba Mufti, que sucedió a su padre Mufti Mahammad Sayeed, no logró abordar la situación en Cachemira, con lo que el BJP abandonó la coalición de gobierno.
Para el gobierno del BJP el balance de este año puede considerarse positivo tras un año de la derogación del artículo 370. Para ello se abordan diferentes ejes en los que Nueva Delhi habría hecho un esfuerzo, y que abarcan ideas como una democracia participativa de base, pues según datos oficiales el 98% de los llamados a las urnas habrían ejercido su derecho a nivel de aldea. Se sumaría el hecho de contar con políticas de discriminación positiva para las mujeres en el marco de la política general y se habrían invertido 170 millones de euros en el desarrollo local.
También se ha trabajado en estimular la educación, el empleo y la iniciativa empresarial, ya que se habría impulsado la creación de 25.000 plazas educativas mediante la formación de 50 instituciones educativas, se han concedido 500.000 becas, se ha dado preferencia a los residentes en el acceso al empleo público. También se informa de una política de creación y puesta en marcha de empresas con visión de futuro; y, se han creado Centros de Invención, Innovación e Incubación a través de viveros de empresas y Formación. Se han finalizado 500 proyectos de desarrollo, junto a una inversión de 1130 millones de euros en el sistema de transporte ferroviario Ligero, se han invertido 790 millones de euros en 190 iniciativas de Ciudades Inteligentes, además de invertir 850 millones de euros en infraestructura sanitaria y la formación de dos parques informáticos.
En lo que respecta al sector agrícola, uno de los ejes fundamentales en la estructura de Great Power de India, se ha procedido a la adquisición directa de 15.000 toneladas métricas de manzana de Cachemira, y se ha creado un centro de comercio de azafrán con alcance mundial, todo ello al vincularse con el mercado nacional unificado de productos agrícolas.
En cuanto a aspectos sociales, se ha trabajado en la garantía de los derechos de aquellos más desfavorecidos al ampliarse las leyes centrales y la derogación o modificación de leyes obsoletas. Se ha establecido un plan de seguridad social integrado para los transexuales y se han emitido 800.000 tarjetas sanitarias para estudiantes. Se ha procedido a establecer conexiones gratuitas de agua y electricidad que han alcanzado 300.000 hogares remotos.
Es interesante resaltar cómo India afirma que, a diferencia de Pakistán, que, desde el punto de vista indio concebiría la región de Cachemira en términos religiosos. La visión de India para Cachemira es la de una parte más de su territorio donde hay nacionales indios, dentro de una democracia moderna, secular y pluralista, en la que tienen cabida 180 millones ciudadanos que son musulmanes. De hecho, en la región se da la presencia de un cierto equilibrio entre cuatro concepciones religiosas o doctrinas filosóficas y espirituales distintas, donde cada una de ellas es mayoritaria en cada zona. Así, en el Valle de Cachemira, el 95% de los habitantes serían musulmanes, y un 4% hindúes. En Jammu los hindúes serían el 66&, con un 28% musulmán y un 4% sikhs. En Ladakh, el 50% serían budistas, el 44% musulmán y el 5% hindúes. A un año vista de la decisión de la India los indicadores apuntan a que el desarrollo en la región se ha acelerado más que en muchas décadas previas. El derecho a un gobierno efectivo debería de ser un derecho inalienable para todas las regiones que sufren el abandono institucional debido a disputas entre estados, quienes únicamente tienen intereses espurios sobre regiones que sufren las consecuencias de las nefastas regulaciones territoriales impuestas por organismos internacionales.
[1] Cuando se aprobó la constitución del país el 26 de noviembre de 1949 y con su entrada en vigor desde el 26 de enero de 1950.
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